jueves, 2 de febrero de 2012

el origen sin origen, el génesis de la locura

A pesar de que quiero enfocarme en las circunstancias actuales de mi vida algo me lo impide, siento que debo profundizar más en lo que hay en el fondo de mi ser, tal vez así logre llegar a no sé qué, es como si viajara por un largo túnel y no quisiera cambiar de rumbo, es como si supiera que este viaje tiene un final a pesar de que me siento dando vueltas en círculos, llegando siempre al mismo punto, viendo las mismas cosas, percibiendo las mismas situaciones, reanimando las mismas vivencias y recordando los mismos dolores, las mismas cosas, los mismos escenarios… en últimas creo que tomaré el consejo que ella me dio, imprimir todo lo que tengo en este ordenador sobre mi proyecto o conseguirme un portátil (creo que me sale más barato eso) e irme a una biblioteca para estudiar, después de todo, el tiempo avanza y no quiero fallarme esta vez… que siento por mí, que hay en mí, que ocurre conmigo… creo que esas son las preguntas más constantes en estos días, no entiendo por qué en esta ocasión también se me dificulta amar y por qué ello depende de la decisión de otro ser, pareciera que estuviera maldito, que mi condena fuera no amar y perder a quien decido entregarle todo… aunque confieso que esta es la primera vez en mucho tiempo desde mis 14 o 19 – 20 años que siento tanto dolor, que siento cada instante como un ser perverso que se burla de el hecho de encontrarme solo, que siento como mi vida gira en torno a una sola persona y que de una u otra forma me encuentro en dependencia de ella… si eso ocurre y si el verdadero amor significa no sentir necesidad de ella… estar alegre porqué ella está bien (así no sea conmigo) si el verdadero amor no es sufrimiento por que la persona que “amas” no está a tu lado… creo que nunca me he enamorado y que Isabel, Marcela y Eugenia no han sido más que simples caprichos para mi… ellas tres me han vuelto la vida un lio, un lio que cada vez se presenta con más fuerza, desde mi amor tierno de niño–puberto a Isabel, mi amor más maduro de adolescente a Marcela y mi amor más fuerte de adulto a Eugenia

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